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sábado, 31 de octubre de 2015

Los saberes de las mujeres de Ilarratza: infancia y juegos

En el grupo de saberes de Ilarratza han participado Conchi, Idoia, Espe, Amparo, Yolanda, Asun y Clari.
Durante la primera sesión estuvimos compartiendo anécdotas de sus infancias. En general todas ellas comenzaron a trabajar a edades muy tempranas.

Amparo desde muy pequeñita comenzó a dedicarse a la costura. Es modista o "pantalonera", como le denominaban con un carácter no tan "serio" o "formal". Clari quería ser peluquera, y ¡lo logró! comenzó siendo "lavacabezas" en el Hotel General Álava de Vitoria-Gasteiz. Espe recuerda cómo tenía que atender a su maestra y al cura llevándoles agua fresca para beber, porque en aquella época no había agua en las casas. El padre de Yolanda era ferroviario, así que ella iba casi todas las tardes a Estíbaliz en tren. ¡¡Una niña privilegiada!! Conchi recuerda su infancia trabajando mucho y cómo jugaban chicas y chicos en las calles a muchos juegos: cromos, recortables, chapas, pepitas, soga, canicas, a la lima, juegos de pistas, tángano, escondite, pillar, banda de dos, balón quemao.

Parece que hoy las criaturas no saben jugar si no tienen un dispositivo tecnológico delante... ¿Dónde han dejado su creatividad?

Idoia comenta cómo hoy en día siguen haciéndose competiciones a balón quemao entre madres y padres en un equipo y niñas y niños en otro. Cuando se les anima y la gente adulta prepara unos juegos sencillos, las criaturas están encantadas y sorprendidas en los juegos de toda la vida, que no necesitan más que gente con ganas de divertirse. Las criaturas de la ciudad disfrutan más aún no estos juegos "novedosos" para ellas, habituadas a las pantallas de videojuegos.

En las ciudades hoy se vive muy deprisa obsesionándose por el trabajo para tener dinero y comprar objetos. El consumismo hace que las criaturas tienen demasiado y ni saben qué es lo que quieren porque tienen todo lo material posible.

Las criaturas están super protegidas e inmersas en cientos de actividades extraescolares ¿es sostenible este modelo? 

Las criaturas del anuncio de Ikea pedían a sus madres y padres que estuvieran más tiempo con ellas.


  • Más tiempo de calidad con las hijas y los hijos, en lugar de "colocarles" en extraexcolares para que madres y padres sigan trabajando; 
  • menos obsesión por el dinero y por el trabajo, 
  • ello permitiría repartir el trabajo para que todas las personas puedan tener unos ingresos suficientes para vivir con dignidad.


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