Para Conchi el primer día de clase en la escuela de Ilarratza fue muy traumático. Estaban con las letras en el encerado, en una clase en la que estaban niñas y niños de 6 a 14 años. Conchi no se enteraba de nada de lo que hacía... Tras varias semanas ya fue cogiendo el truco a la escuela y a la maestra, aunque las uVes, las Bes y las Haches se le atravesaban. A veces, cuando el maestro o la maestra no podía supervisar todos los trabajos, pedía a las criaturas más mayores que ayudaran a las más pequeñas. De la escuela, Conchi y su hermana cogían la carretilla y se iban a las fincas cercanas a recoger hojas en las carretillas o a llevar a los cerdos a beber al río.
Espe recuerda que la maestra de su pueblo se quedaba en su casa, en la mejor habitación. Ella era su sirvienta para que la maestra se encontrara cómoda. La maestra le ayudaba a hacer los deberes de la escuela.
Amparo guarda muy buenos recuerdos del jueves de Lardero. Ayudaban a la maestra a hacer la comida. Iban a Estíbaliz y cantaban canciones a los frailes que les agradecían sus cantos dándoles comida (recuerda especialmente un queso que venía en latas). Casi durante toda una semana estaban de fiesta. También recuerda cómo, cuando hacía mal tiempo, las maestras se cambiaban de zapatos en su casa, que estaba muy cerca de la estación del tren.
A Yolanda le gustaban los quebrados en la Escuela. Se le daba bien y ayudaba a su prima. Tiene benos recuerdos del Instituto y de las clases de canto.
Idoia estudió en un colegio de monjas. Un colegio privado muy bueno y muy exigente. Cree que su hija está recibiendo una educación en un colegio público con otras metodologías que le permiten disfrutar más aprendiendo.
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