Algunas llevan 20 años acudiendo a la actividad, otras acaban de empezar, pero entre ellas hay un nexo de unión: Ana, la profesora que lleva allí desde el principio y que con Marijose, recuerda los inicios en la cocina de la Iglesia, cómo pasaron luego a una casa cural y luego a la Casa del Pueblo, donde han ido ocupando más sitio. Durante años ha habido más de un grupo, pero con el tiempo la disminución de personas que acudían ha hecho que ahora sólo haya uno que se reúne los miércoles a la tarde. Marijose, Dori, Raquel, Blanca, Cristina, Aurora, Itziar y Cándido, que no duda en echar una mano a Ana en lo que necesiten sus alumnas, ven como las horas vuelan mientras se dedican cada semana a la labor que les ocupa. Y si algo destacan cada una de las participantes en el taller es que si algo hay en el grupo es "mucha paciencia" y el buen ambiente que tienen. "Aquí mientras trabajamos podemos hablar tan pronto de dentaduras postizas como de televisión, películas...", explica Aurora. Por su puesto, que el café no falta y algún que otro dulce o bizcocho casero también se comparte entre las asistentas.
Como en otros pueblos, en Armentia también se respeta eso de que cada cual haga las cosas que más les gusten. Porque aunque Ana no duda en reciclarse cada vez que puede y presentar nuevas opciones a sus alumnas, lo cierto que cada una tiene claro lo que le gusta y en ello ponen todo su empeño.
Raquel y Cristina, por ejemplo se emplean a fondo con sus casitas. Algunas ya tienen bagaje en la labor y no es la primera que hacen pero les apasionan y cada día se van recreando en los detalles. Buscan, rebuscan, idean, perfeccionan. "Esto si quieres no tiene fin. Te complicas todo lo que quieres", señalan.
Otras como Marijose se emplean a fondo con sus belenes y durante todo el año van ampliando con piezas nuevas los que ya tienen. Tallar, pintar, idear, su cabeza no para pensando qué puede ir haciendo: unas palmeras, nuevas casas para sus poblados... También echa la vista atrás para recordar que en otra época le dio por lo monaguillos y no duda en sacar uno de los muchos álbumes que atesoran los trabajos realizados a lo largo de 20 años para mostrar algunos ejemplos....
Otras mujeres se han decantado por un jarrón y algún cuadro en el que desarrollan diferentes técnicas (papel, metales, transferencias...) hasta dejarlo como a ellas les gusta, que casi siempre suele ser impecable. Otras ocasiones han decorado muebles, han hecho tartas de pañales, cuadros de bebés... las ideas son inagotables
Y por si no fueran poco estos quehaceres, en muchas ocasiones en el grupo comparten sus saberes y emplean las clases en aprender a hacer jabón, en conocer las recetas que algunas conocen y otras desean saber.... Y el tiempo pasa y cada semana esperan con ganas la llegada de su clase de manualidades, esa que con tanto mimo cuidan en Armentia.
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