Cuando hace aproximadamente 15 años puse fin a mi
vida laboral pensé que era el momento de llevar a cabo lo que durante años
rondaba por mi cabeza: poner a prueba esas habilidades sabes que están ahí,
dentro de uno mismo, y consideraba necesario poner en práctica y así poder determinar hasta dónde era yo
capaz. Quería explorar y poder crecer en otros ámbitos.
Siempre he tenido claro que una actitud positiva,
no poner en duda la valía personal, tener un objetivo claro a cumplir, y ser
conscientes de las aptitudes que todos tenemos en nuestro interior, hace que se
pueda conseguir todo lo que te propongas en tu vida.
Y fue entonces cuando decidí despertar mi
creatividad. Quise ensanchar esa imagen que tenía de mi misma ya que por esa
forma de ser de seguir la norma del cerebro que tiende a encerrarse en rutinas
y costumbres, ese razonar por todo y para todo, el tener que estar pisando siempre
en tierra firme, nunca había tenido la oportunidad de poder conectar con la vida desde otro punto de
vista, poder abrirme más a las cosas que nos rodean decidiendo que pase algo
nuevo en mi vida y con esa confianza seguir adelante. Así que decidí que fuera
la pintura lo que despertara en mí todas esas sensaciones y me apunté a los
cursos de Dibujo que impartían en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria.
El primer curso fue un compendio de todo: Dibujo
(teoría), carboncillo, pastel, óleo, con tres diferentes profesores. Y
necesitando percibir las sensaciones que pudiera despertar en mi, me decanté
por pintar cuadros a óleo. Comenzamos con el círculo cromático, conocer todas
las posibilidades de colores que se forman a partir de los tres primarios. Nos
hablaron de la unidad en la composición: rasgos, formas, lugar dónde se colocan
los objetos que van a formar el cuadro… y los diferentes estilos de pintura que
ha habido a lo largo de los años: Naturalismo, Impresionismo (que nació con el
pintor frances Monet y que con parte de uno de sus cuadros inicié mi formación
con el óleo), Neoclasicismo, Romanticismo, Neoimpresionismo o Puntillismo, Expresionismo,
Superrealismo… Pero cuando llegó la clase del Hiperrealismo me percaté que era
donde más identificada me sentía, quizá por la precisión con la que se trabaja.
A pesar de ello, durante los siete cursos que permanecí en la Escuela,
practicamos con todos y cada uno de los estilos.
Y hace 8 años, cuando vine a vivir a Zuazo de
Vitoria, me informaron que en el Centro Social, durante 3 horas y una vez por
semana, se impartían clases de
manualidades. Pregunté por la posibilidad de seguir con el óleo y como
la respuesta fue afirmativa pensé que era una suerte poder seguir con esta
actividad sin tener que desplazarme a Vitoria, así que me incorporé al grupo de
9 personas que lo formaban: Blanca, de Estarrona, que era la más antigua y
lleva más de 20 años; Rocío, Asun y Piedad, de Crispijana, que aún forman parte
del grupo; Puri, de Villafranca, que también
sigue con nosotras; Pili, Justa, Epi y Fernando de Zuazo, que en diferentes
años han ido abandonado el grupo. Trambién se han ido incorporando diferentes
personas, siempre de Vitoria, de forma que el número de alumnos nunca ha sido
menor de 8, que es el número mínimo que se requiere para mantener la subvención
que se recibe de ACOVI. Y todos ellos acompañados y dirigidos por Mayte, que
además de tener la paciencia de enseñarnos todas las técnicas de trabajo se
encarga también de comprar todos los materiales que el grupo necesita en común
y los mantiene guardados en uno de los armarios de clase.
Cada comienzo de curso, en Octubre, Mayte se toma
la molestia de traer todo lo que durante el verano ha preparado para que cada
una piense en lo que más le apetece hacer. Antes de unirme al grupo, era
costumbre comenzar todos con el mismo trabajo, pero al final se decidió que
cada uno eligiera lo que más le convenía: preparar detalles de bebés para nacimientos,
para cumpleaños, para comuniones… Así
que Mayte dedica tiempo a ayudarnos en el trabajo de cada una y logra que nos
quede digno de la admiración del que lo recibe.
Desde hace algo más de dos años, y por la fabulosa
novedad de haber sido abuela, comencé a diversificar mis horas de óleo con
preciosos trabajos infantiles en manualidades, así que ahora dedico más tiempo
a mi pequeña a pesar de que voy ultimando uno de mis laboriosos cuadros.
Cuando es el cumpleaños de cada uno de los
participantes, tenemos la costumbre de invitar a un café con unos postres
caseros comenzando ese día con una tertulia en la que se crean unos momentos
diferentes que pienso que es otra forma más empática de escucharnos.
Somos un grupo consolidado donde, además de
despertar la creatividad cada día, nos ayuda a relajarnos, a despejar y serenar
nuestra mente escapando de la rutina diaria y donde mejoramos nuestra
comunicación, e incluso sentimos tranquilidad cuando compartimos emociones que
procuramos que sean positivas, constructivas,
para contagiar al grupo esas energías con la que nos sentimos mejor, con
las que nos alegremos el día.
Cada final de curso, se prepara en ACOVI, Elorriaga,
con la colaboración de todos los grupos de diferentes pueblos, una exposición
de los trabajos que se han ido realizando. Estamos obligadas a llevar, al
menos, dos trabajos de cada integrante de todos los grupos de manualidades.
A la inauguración se invita, además de alumnos, a
todos los profesores y a los Concejales y Diputados de Cultura para hacerles
ver que está bien invertida la subvención que las Instituciones aportan a este
menester.
Y qué bien te sientes cuando ves tu trabajo
finalizado!
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